Dapena Rico, María Francisca

Su tío, Francisco Dapena, alcalde de Barruelo, fue asesinado en 1934, en la Revolución de Octubre, y su padre, por su parte, perseguido tras la Guerra Civil y encarcelado durante ocho años.
Con 15 años se trasladó a vivir con su familia a Balmaseda, donde se inició en la pintura y, tras casarse en 1949, fijó su residencia en Portugalete, convirtiendo su casa en un lugar de reuniones donde se juntaban artistas e intelectuales como Agustín Ibarrola, Blas de Otero, Gabriel Celaya o Gabriel Aresti entre otros.
Sus especialidades fueron el óleo y el grabado, retratando el mundo del trabajo y las miserias de la clase obrera. Creó con Ibarrola exposiciones itinerantes para acercar el arte a los pueblos de Vizcaya. Militante antifranquista, feminista y ecologista, su actividad política la llevaría en 1962 a la cárcel, donde permaneció dos años, que narraría en su libro “¡Señor juez!”.
En 1974, se trasladó con su familia a la aldea de Nava, en el valle de Mena (Burgos), donde siguió pintando, pero su obra evolucionó. La presencia de la mujer se hizo más palpable.
Feminista convencida, creía y luchaba por la igualdad entre el hombre y la mujer. Así mismo, en los años 70 y siguiendo sus convicciones ecologistas, sus obras se llenan de naturaleza y de mujeres que se metamorfosean con plantas, apareciendo también lo onírico, en obras que representan sueños.
Se la considera una de las mejores representantes del llamado “realismo crítico”.