Corpus Christi, Mancio de

Profesa en el convento de San Esteban de Salamanca en 1524 y estudia en la universidad de Salamanca teniendo por maestro a  Francisco de Vitoria y Domingo de Soto. Dotado de excelentes cualidades para la predicación, se alistó en el grupo de misioneros que partían para América a finales de 1530. Es admitido como colegial en 1531 y en enero de 1533 es nombrado colegial perpetuo. En 1535 es llamado a salamanca  y es enviado a completar estudios en París. En 15546 se matricula en Sigüenza, graduándose de bachiller  y de maestro de teología, preparándose con ello para sustituir en la cátedra de prima de Alcalá, a Cano que opositaba a la de Salamanca.

Regenta la cátedra de Alcalá de 1548 a 1564 y gana luego la de Salamanca, comenzando aquí sus lecciones en 1564. Mancio no fue solo un eminente profesor, continuador del movimiento  teológico creado por Vitoria, fue además  un elocuente predicador de nuestro siglo de oro, conservándose varias piezas manuscritas  que garantizan los datos sueltos de los historiadores. En el proceso de Bartolomé de Carranza se pronunció primero favorablemente por lo que se refería solo al Catecismo (1558); más tarde, requerido por el inquisidor Valdés sobre los apuntes y cartapacios del encausado, dio un veredicto adverso al arzobispo de Toledo (1574), Fray Luis de León recurrió a él como abogado de su causa  y después de un prolongado proceso pudo salvarlo.

También Felipe II solicitó la colaboración de Mancio para superar la crisis hacendística en 1554 y para obtener del papa  la concesión de la bula de la cruzada, a lo que después de gran resistencia hubo de rendirse el papa  reformista, san pio V. La obra de Mancio de Corpus Christi se halla toda manuscrita en las siguientes bibliotecas: de la Universidad de Coimbra, del seminario de Valladolid, de la catedral de Palencia, de la Nacional de Madrid, ms. 5835; Apostólica Vaticana, cod. Ottob. 1022 y 1058.