Villadiego, Pedro (de)

Nació en Palencia alrededor de 1517. Su llegada a Cuenca debió de tener lugar en la década de los veinte, cuando su hermano Diego de Villadiego, que también era entallador se estableció en esta ciudad. De su matrimonio con Elena de Sazeda, que era hija del maestro de carpintería Francisco de Sazeda y hermana de los entalladores Benito y Pedro, tuvo dos hijos, Diego que siguió el oficio paterno y Ana que se desposó con el entallador Gaspar Berruguete, sobrino del escultor Alonso Berruguete. Esta política matrimonial fue habitual entre las familias de artistas y artesanos a lo largo del siglo XVI.

Pedro de Villadiego fue un entallador muy estimado en Cuenca. A su lado aprendieron el arte de la talla y de la carpintería su hijo Diego y Francisco de Mora. Mora, que llegaría a ser un importante arquitecto, contaba trece años de edad cuando Villadiego lo recibió como aprendiz en el año 1567. En calidad de oficiales trabajaron en su taller artífices de tanta fama en la Cuenca del XVI como los entalladores Alonso de Esquinas y Tomás Vázquez y el imaginero Anse de Bravante.

En la diócesis de Cuenca desarrolló una amplia labor de la que han llegado escasas obras y entre las que existen notables diferencias. Villadiego participó junto con los escultores Diego de Tiedra y Giraldo de Flugo y el entallador Bartolomé Rodríguez en la ejecución del retablo mayor de la iglesia parroquial de Tarancón, que es de bella y ordenada traza y en su ornamentación hay una clara influencia del arte de Esteban Jamete. Obra más modesta es el retablo, de talla y pintura, de la iglesia parroquial de Tondos. Muy diferente es la escultura de San Cristóbal de la ermita de Nuestra Señora de la Fuent María de Landete, cuyo rostro es muy expresivo y realista como también lo es el de San Pedro sedente de la iglesia parroquial de Bascuñana de San Pedro. A finales de la década de los ochenta contrató el retablo y el sagrario de la iglesia parroquial de Almendros, en cuya realización intervino su hijo Diego de Villadiego. Es un retablo clásico, con un diseño que sigue los gustos del momento, aunque ya nos anuncia los del siglo XVII, y en el que la participación de diferentes manos se manifiesta de forma elocuente. En la catedral de Cuenca llevó a cabo diversos trabajos entre los que cabe destacar la reparación que hizo de la sillería del antiguo coro, obra de Egas Cueman, cuya silla episcopal es probable que Villadiego labrara entonces.

Murió en Cuenca en 1592, siendo enterrado en la iglesia de San Nicolás.