Oliva Rodrigo, Eugenio

Hijo de un agricultor con grandes dotes de ebanista, se inició en pintura bajo la tutela de Justo Mª de Velasco en la Escuela Municipal de Música de Palencia. Ya con unos 21 años (c.1873), se trasladó a Madrid como alumno de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado y de la del murciano Germán Amores. Los trabajos presentados en las Exposiciones Naciones de 1876 y 1878 no despertaron mayor atención.

El 16 de mayo de 1879 y tras afanosa oposición, alcanzó la pensión anual en Roma y hacia allí, tras haber contraído matrimonio con Luisa Bueno. Recibido en la Academia de España por su paisano Casado del Alisal, primer director de la misma, realizó, para sus envíos reglamentarios “Un episodio en la vida de Viriato” y “Cervantes escribiendo la célebre dedicatoria al Conde de Lemos”. Ésta alcanzará medalla de segunda clase en la Exposición Nacional de 1884. Concluida su pensión en junio de 1883, Oliva permaneció en Italia, recorriendo ciudades que nutrieron su inspiración y le dieron su fruto con el envío de ilustraciones, en especial a “La Ilustración Española y Americana”.

Vuelto a Madrid, en 1885 obtuvo medalla de primera clase en una exposición artístico-literaria para la decoración de una de las capillas de San Francisco el Grande con el título de “Proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción”; un óleo de grandes dimensiones que añadió al premio, la encomienda de número de Isabel la Católica. Este tipo de trabajos promovieron otros de igual naturaleza, por ejemplo la decoración de la Sala de Juntas de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid (Pl. de las Descalzas) por el que recibió 13.750 ptas. en 1886 Otras parecidas le facilitaros su vida hasta el final de sus días.

La falta de mercado le obliga a entrar en el mundo de la enseñanza. En 1890 fue profesor interino de la Escuela de Arte y Oficios de Madrid, cargo que repetirá, con otras denominaciones y sueldos similares, en años siguientes hasta 1900 en que consigue la plaza de numerario en el Instituto de Zamora. Aunque cobraba menos regresa a Madrid para continuar en una posición inestable hasta que en 1903 consigue, mediante concurso, la plaza de profesor auxiliar numerario de dibujo artístico de la Escuela de Artes e Industrias hasta que en 1910 pasó a la de Artes y Oficios. De esta etapa destacan una serie de cuadros de género: “La cucaña”, “La feria de Sevilla”, “La boda interrumpida”…, con las que alcanzó una merecida fama. No dejó por ello de participar en las sucesivas Exposiciones Nacionales en las que presentó cuadros bien considerados en 1895, 1901 y 1904.

Con el comienzo de siglo Oliva regresó a la Tierra de Campos. En 1901, mediante concurso público, quedó encargado de la decoración del Casino de Valladolid, frecuentando tertulias allí y en Palencia. Artísticamente sus trabajos muestran un cierto cambio como puede apreciarse en “El genio dormido” en 1905 que acertó a adquirir la Caja de Ahorros de Palencia. En 1907 decoró la capilla del Hospicio de Palencia en la que, con temas como la vida de Cristo y María, refleja el evidente cambio plástico hacia el realismo español que se materializa también en el cuadro “Hallazgo y venta del lienzo de la Virgen de la Paloma” que en la Exposición Nacional de 1908 fue propuesto para ser condecorado.

El acercamiento a la sociedad de Palencia con tertulias y colaboraciones periodísticas, mantienen a Oliva cerca de los trabajos decorativos realizados por Torrabadella y Lantada. La decoración del Palacio de la Diputación que está en construcción, facilita que los arquitectos Arroyo y Cándido Germán encarguen a Oliva y Mañanós, entre los años 1911 y 1912, la decoración de parte de sus espacios interiores. Acabado el encargo en 1913, se resiente de sus naturales dolencias y continuando con sus clases y pequeñas pinturas de género llega a los 1920 por retirarse en Villaconejo (Madrid) en casa de su hijo Segundo Angel  médico de la ciudad, donde muere cinco años más tarde.