Autor

Tomado de Antonio Sigüenza Pérez en el Diccionario de la Real Academia de la Historia

Alonso Muñoz. Aguilar de Campoo (Palencia), f. s. XV – ?, p. m. s. XVI. Militar.

Biografía

Hijo de Pedro Muñoz y de Juana Muñoz, pasó a Indias el año 1517. Fue soldado en la armadilla de Gonzalo de Ocampo, que zarpó de Santo Domingo a finales de enero de 1521 hacia la isla de Cubagua.

Dicha expedición se formó a raíz de una rebelión de indios por toda la costa de Cumaná y Cubagua. Varios capitanes españoles y sus respectivas tripulaciones murieron a manos de los alzados. Se hizo la armada de castigo con cien personas, entre las cuales estaba Muñoz, embarcando en tres carabelas bajo el mando de Ocampo. Esta expedición aplicó mucha dureza con los indios sublevados. Además trajo a La Española indios como esclavos que valieron más de 5.000 pesos.

Los historiadores, conociendo estas cifras, calculan que podrían ser alrededor de trescientos noventa indios prisioneros los que trajo el capitán. Sin embargo, la guerra de represalia fracasó, pues sería precisa otra armada de castigo bajo Jácome de Castellón para hacer posible el poblamiento de Cubagua.

Alonso Muñoz también sirvió en la Guerra del Bahoruco en Santo Domingo bajo las órdenes de los capitanes Hernando de San Miguel y Rodrigo Alonso, entre 1527 y 1530. Esta guerra se desarrolló entre 1519 y 1533, pero los años durante los cuales participó el palentino fueron los más duros. En 1527 la Audiencia puso bajo el mando de San Miguel una operación de castigo a la zona occidental de los montes del Bahoruco, donde se asentaba el cacique sublevado Enriquillo. Se contaba con noventa combatientes blancos, entre los que se encontraban Muñoz, más un número indeterminado de auxiliares indios. Entre los objetivos de este cerco se prestó prioridad a la destrucción de los sembradíos con los cuales se alimentaban los indios. Ante la magnitud del acoso, Enriquillo respondió con disposición a la negociación, mientras disponía la mudanza de los enclaves de refugio y aldeas donde permanecían mujeres, ancianos y niños al Bahoruco oriental. Luego el jefe alzado incrementó la intensidad de los ataques contra las haciendas españolas y las ejecuciones de pobladores blancos. En definitiva, la guerra continuó porque Enriquillo no actuaba con un designio destructivo sino para mantener la libertad de su gente. Tras sucesivas intentonas españolas infructuosas, en 1533 en la Corte se tomó la determinación de enviar un contingente de trescientos soldados bajo Francisco Barrionuevo, más una misiva de Carlos V a Enriquillo para garantizarles la libertad. Así, el cacique aceptó las condiciones y vivió en libertad con su gente. El resto de los taínos siguió bajo el régimen de la encomienda.

Bibliografía

M. A. Peña Battle, La rebelión del Bahoruco, Ciudad Trujillo (República Dominicana), Impresora Dominicana, 1948; Boyd-Bowman, Índice geobiográfico de más de 56 mil pobladores de la América hispánica, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1964; E. Otte, Las perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua, Caracas, Fundación John Boulton, 1977; R. Cassá, Los indios de las Antillas, Madrid, Mapfre, 1992; V. Benzo de Ferrer, Pasajeros a la Española (1492-1530), Santo Domingo, Amigos del Hogar, 2000.