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Serafín Martínez del Rincón Trives nace en Palencia en el año 1840 y fallece en Madrid en 1892. Pintor.

Biografía

Fue otro más de la fructífera cosecha salida de la Academia Municipal de Pintura dirigida por Justo Mª de Velasco que siguiendo los paso de sus condiscípulos ingresó en la madrileña Escuela Especial  de Pintura, Escultura y Grabado donde intimó con Manuel Fernández y Federico Latorre. Animado por la medalla de bronce que alcanzó en la exposición provincial de Valladolid (1857), presentó a la Exposición Nacional de 1862 “La Jura de Santa Gadea”. No logró en 1864 la plaza de pensionado en Roma, para la que había preparado  una “Resurrección de la hija de Jairo”, pero se le otorga una mención honorífica por “Reparto de sopa a la puerta de un convento”. No obtuvo más distinciones hasta el año 1878 en que consiguió una medalla de tercera clase por “Un exorcismo” antes de ser enviado a la Universal de París, cuyo gobierno la compró. En 1881 se premió con medalla de segunda clase, su obra más célebre “La peña de los enamorados” adquirido por el Ayuntamiento de Málaga como muestra de lo bien que estaba considerado en esta región.

Como todos sus colegas ha de recurrir a la enseñanza para vivir. Aunque en 1866 inició su carrera docente en la Escuela de Bellas Artes de Oviedo, la sustituyó por la Escuela de Cádiz donde en el mismo año donde en 1871 ganó la plaza por oposición, ocupando el puesto de director después de haber sido secretario de la misma. Todo ello después de haber sido nombrado académico numerario de la Provincial de Bellas Arte de Cádiz y galardonado con el primer premio y medalla de oro en la exposición provincial de Cádiz (1870), con una obra que adquirió la Diputación de dicha ciudad. A finales de 1873 pasó a ocupar la cátedra vacante de Dibujo Lineal y de adorno de la Escuela de Bellas de Málaga, donde, tras obtener la medalla de oro en la exposición provincial de Granada (1883), regresó nuevamente a Cádiz en 1885. Como miembro de número de las Academias de Bellas Artes de Cádiz y Málaga, decide traspasar los límites regionales y obtiene medalla de oro en la Exposición Universal de Barcelona en 1888 cuando ya era director de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.

En la última etapa de su vida profesional abandona la “pintura de historia” y se decida a la de género y los retratos como el del  rey “Don Alfonso XII” para la Academia de Caballería de Valladolid. A propuesta del ministro de Fomento se le concedió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica en julio de 1888, noticio que se conoció en Palencia al mismo tiempo que se sabía de la muerte de su hija.

Bibliografía

CABALLERO BASTARDO, A.: Casado del Alisal y los pintores palentinos del siglo XIX. Catálogo de la exposición.- Palencia, Diputación Provincial, 1986;  pp.67-68.

SÁNCHEZ TRIGUEROS, J.A.: En Cien años de Pintura en España y Portugal (1830-1930).- Madrid, Antiqvaria, 1988; pp.301-305.