Caminero Muñoz, Francisco Javier

Cursó Latín y Humanidades hasta obtener el grado de Bachiller en el Instituto de Palencia y de allí pasó a la Universidad de Valladolid donde cursó los dos primeros años de Teología. Su vocación religiosa le determinó a seguir la carrera en el Seminario de Palencia donde cursó del tercero al sexto de Teología y el primero de Derecho Canónigo en dicho centro. Todos estos cursos les siguió con unos resultados sobresalientes lo que, en oposiciones públicas, le permitió su elección para la Academia Teológica, en la cual desempeñó más adelante el cargo de Fiscal. En 1857 se presentó al concurso en su diócesis y obtuvo la cátedra de Filosofía en su Seminario. El 27 de febrero de 1858 recibió las órdenes de presbítero.

En 1860, abandonó la cátedra obtenida, para abrir nuevos horizontes en el Real Monasterio de El Escorial donde acrecentaría su bagaje científico y literario con diversos cursos de filosofía, Giencias Físicas, Teología Moral y Sagrada Escritura en cuyos comentarios alcanzó niveles muy altos. El Seminario Central de Salamanca, en noviembre de 1867, le confirió, “nemine discrepante”, el grado de Doctor en Sagrada Teología. El clima político surgido con la Revolución Gloriosa de 1868, le aconsejó volver a su patria chica para ejercer las funciones de su ministerio sacerdotal y dedicar tiempo a sus estudios. Así el periodo de 1868 a 1875, desempeñó tales tareas a satisfacción de su Prelado atendiendo las parroquias de Cervatos de la Cueza y de Santa María de Rioseco como arcipreste. El 4 de noviembre de 1874 recibió en la Universidad de Valladolid un nuevo doctorado, el de la Facultad de filosofía y Letras con la acostumbrada calificación de sobresaliente.

En Madrid, en el año 1875, mereció, por sus especiales conocimientos una plaza de Archivero Bibliotecario en la Biblioteca Nacional. Con esa tarea, las oposiciones a cátedra, las comisiones en la Real Academia de Ciencias Morales que le nombró miembro de número, llegó a los 55 años con la humildad de siempre y con no pocos quebrantos físicos. Entonces recibió del Papa el ministerio pastoral de la diócesis y obispado  de León que apenas pudo ejercer.