Albiñana García-Quintana, César

Sus padres eran ambos telegrafistas destinados en Alar del Rey. Siguiendo el empleo de sus progenitores, cursó el bachillerato como alumno libre en Calahorra (La Rioja) y Valladolid. Con esa condición escolar, aprobó la carrera de Derecho entre Valladolid y la vieja Universidad madrileña de la calle de San Bernardo. La gran categoría de muchos de sus profesores contribuyó a acrecentar su vocación por la docencia. La muerte repentina de su padre, en plena postguerra española, le forzó a buscar medios para continuar sus estudios. En 1944 ganó oposiciones al Cuerpo General de Administración de la Hacienda Pública; en 1947 la de Liquidador de Utilidades; en 1949 la de Inspector de Diplomado de los Tributos, antecedente del desaparecido Cuerpo de Inspectores financieros y Tributarios del Estado.

Casi al mismo tiempo comienza su labor docente: en 1946 se incorpora a la Facultad de Ciencias políticas y Económicas de la Universidad de Madrid (Sección Económicas); en 1950 y en una sola convocatoria alcanzó el grado de profesor mercantil de la Escuela Superior de Comercio de Madrid. Fue catedrático de Hacienda Pública de la Complutense (Sistema Tributario Español y Comparado de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales); catedrático emérito de la Universidad de San Pablo CEU; profesor en el Colegio Universitarios de Estudios Financieros (CUNEF); profesor en el Centro de Estudios Bursátiles y clases de doctorado en la Universidad Pontificia de Comillas.

Fue autor de más de 50 obras y 3.000 artículos sobre “Derecho Financiero y Tributario”- Su primera obra la publicó en 1949 sobre tributación de las empresas y de sus partícipes, el tratamiento fiscal de la contratación mercantil en 1950. Otros más sobre Control General sobre la renta, Control sobre la Hacienda Pública, Sistema Fiscal en España,…

Fue ponente en varios congresos científicos que concluyeron en “La ley Tributaria de 1963” y en “La Ley General Presupuestaria de 1976.  Notables fueron sus intervenciones en las comisiones preparatorias para la implantación de IVA o la organización de Tribunal de Cuentas.

Académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, recibió numerosos premios y condecoraciones: la Gran Cruz de la orden Civil y la de Alfonso X el Sabio, entre otras. Muchos de nuestros paisanos se beneficiaron de la valía de sus conocimientos y la generosidad con la que se prestó a participar siempre que se lo solicitaron: pregonó las fiestas de Alar y las de Ampudia;  La Institución Tello Téllez de Meneses le nombró académico el 6 de marzo de 1992. Ingresó con un discurso emotivo por la admiración que trata sobre el humanista: “Don Ramón Carande y Thovar: un palentino en Europa”, como destacó el académico que contestó a su discurso, D. Manuel Carrión Gútiez.